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    la vida nómada digital de ignacio y miguel

    Ignacio y Miguel, e-⁠residentes estonios, disfrutan viajando por el mundo, pero el estilo de vida nómada digital no es para todos.

    Miguel e Ignacio tienen libertad para organizar su trabajo a distancia gracias a su empresa online, que ayuda a nuevos e-residentes a crear empresas
    Miguel e Ignacio tienen libertad para organizar su trabajo a distancia gracias a su empresa online, que ayuda a nuevos e-residentes a crear empresas (fotografía: Tiina Kõrtsini)

    Estonia es el primer país del mundo que ofrece a los extranjeros el estatus de e-residente, abriéndoles la puerta a participar en su ecosistema de servicios públicos electrónicos. Entre otras cosas, los e-residentes estonios pueden crear empresas independientes de la ubicación en la Unión Europea. El proceso de constitución puede realizarse a distancia, y lo mismo ocurre con la posterior gestión de la empresa. Estonia es un paraíso para los nómadas digitales, al menos para Ignacio Nieto Carvajal y Miguel Piñas, una pareja española. Pero, ¿es esta nueva tendencia de estilo de vida, el nomadismo digital, apta para todo el mundo? La siguiente entrevista con Ignacio y Miguel se publicó en el semanario estonio Õhtuleht el 3 de noviembre de 2022.

    Desde hace siete años, Ignacio (42) y Miguel (50) practican el estilo de vida de los nómadas digitales, alternando entre casi diez lugares, desde Letonia hasta Bali. Sin embargo, consideran que Estonia es el lugar más encantador y seguro para asentarse. "No importa adónde vayamos, siempre volvemos a Estonia cada pocos meses; se ha convertido en una especie de cuartel general para nosotros", afirman.

    Miguel e Ignacio son nómadas digitales, personas cuyo estilo de vida conlleva viajar por todo el mundo. Esto no significa que sean blogueros de viajes o influencers en redes sociales cuyos ingresos dependan de los patrocinadores. En cambio, pueden permitirse este estilo de vida gracias a la e-⁠Residency estonia. Son empresarios que han aprovechado su condición de e-⁠residentes para crear una empresa independiente de la ubicación y utilizan los servicios electrónicos públicos de Estonia para dirigirla a distancia desde cualquier lugar del mundo en que se encuentren.

    Esta independencia de la ubicación resultó de gran utilidad durante la pandemia del COVID-19, cuando los viajes por todo el mundo estaban restringidos. Ignacio y Miguel no tuvieron problemas para gestionar su empresa, Companio, que ofrece servicios a personas que quieren crear y dirigir empresas independientes de la ubicación. No era necesario estar físicamente en el mismo país, porque todas las transacciones comerciales y reuniones podían hacerse online.

    Principalmente, su empresa ayuda a otros empresarios a vivir y trabajar como ellos: como nómadas digitales, es decir, centrándose en la forma de atraer clientes y en expandir su empresa independientemente de su ubicación física. "Estamos muy entusiasmados con la e-Residency estonia y todo lo que ofrece. También estamos encantados de hacer de embajadores extraoficiales de e-Residency, de informar al resto del mundo sobre una oportunidad tan maravillosa, de haber sido entrevistados sobre nuestro estilo de vida nómada por varios medios de comunicación internacionales", dice Ignacio.

    Los comienzos no fueron fáciles

    Hace ocho años, cuando vivían y trabajaban en Madrid, la pareja sintió que necesitaba un cambio, pues ya no disfrutaban del trabajo con el horario de oficina. Por casualidad, el jefe de Ignacio decidió cerrar su sucursal española y ofrecer trabajo en su sucursal letona, situada en Riga.

    Y así fue como la pareja decidió trasladarse a Riga. "Supimos por un amigo que Estonia, país vecino de Letonia, había desarrollado un ecosistema de gobernanza electrónica muy exitoso. Intrigados, nos subimos al autobús y fuimos a Tallin. Mientras que en Riga hacía calor y sol, Estonia nos recibió con el cielo nublado y temperaturas frescas. Por suerte, aquella primera impresión tan sombría no duró mucho y Tallin nos encantó enseguida", recuerda Miguel.

    En 2017, cuando Miguel e Ignacio se trasladaron a Estonia, pudieron disfrutar de un verano especialmente largo y bonito. Para entonces, la pareja ya llevaba un par de años viviendo como nómadas digitales y era capaz de meter su vida en una maleta y un ordenador. "El nomadismo digital implica un cambio de mentalidad y salir de tu zona de confort. Hace tiempo, nosotros también teníamos muchas cosas, pero organizamos un rastrillo especial online, vendiendo todos nuestros muebles y otros objetos grandes a buen precio. También vendimos el coche y el piso. Al final, todo lo que teníamos cupo en un par de maletas grandes", recuerda Miguel.

    En el aeropuerto, Miguel e Ignacio estaban expectantes por lo que sucedería a continuación. Dos años después, sus grandes maletas y varias mochilas se habían reducido a una sola maleta. "En un momento dado, te acostumbras a tener un par de camisetas negras, una sudadera con capucha, unos zapatos... prendas básicas que combinan entre sí y con todo lo demás. Si te hace falta algo, puedes comprarlo en el H&M de la ciudad en que estés o en una tienda de segunda mano; así es más fácil regalarlo después. Hemos utilizado mucha ropa de segunda mano en Estonia, devolviendo después las prendas al mismo sitio", dice Ignacio.

    Afirman que se alegraron de renunciar al frenesí del estilo de vida consumista tradicional, lo que les dio la libertad de levantarse espontáneamente e irse a empezar una nueva vida donde quisieran. "Solo hay que hacer la maleta y coger un avión. Parece sencillo, pero lógicamente no tomamos estas decisiones a la ligera: siempre calculamos minuciosamente adónde ir y durante cuánto tiempo", explica Miguel.

    En general, han adoptado el estilo de vida "slow", renunciando a los vuelos baratos cuando viajan por el mundo. "Hay muchos nómadas digitales que viajan para buscar aventuras y experimentar cosas nuevas. Nosotros preferimos conocer más a fondo nuestros países de destino, sumergirnos en su cultura y tomarnos las cosas con calma", dice Miguel.

    Estonia es gay-friendly

    En los últimos ocho años, Miguel e Ignacio han viajado a Letonia, Alemania, Croacia, Serbia, Bulgaria, Lituania, Tailandia, Indonesia, Bali, Portugal y Eslovenia. Algunos lugares no son gay-friendly por motivos religiosos o tradicionales, aunque la pareja no ha sufrido ningún ataque directo. "Naturalmente, respetamos las tradiciones locales y no hacemos ostentación de nuestra relación en lugares públicos. Por ejemplo, pensábamos que Tailandia sería bastante conservadora, pero a nuestros compañeros de trabajo y amigos de allí no les chocó tanto que fuéramos pareja. Eso demuestra que las sociedades se están modernizando en todo el mundo. Durante la pandemia del COVID, nos quedamos en Bulgaria, que también resultó ser un lugar estupendo", recuerda Ignacio.

    En Bulgaria, les pidieron que cambiaran sus camisetas sin mangas por camisetas normales. "Fue un poco inesperado, porque estaba haciendo ejercicio y sudando, pero allá donde fueres...," ríe Ignacio, que está en excelente forma física. Miguel e Ignacio tienen varios amigos gays en Estonia y los estonios les parecen especialmente tolerantes. "Nos sentimos seguros y bienvenidos en Estonia", afirma la pareja.

    No importa adónde les lleven sus viajes, Miguel e Ignacio siempre vuelven a Estonia. Y, aunque el clima estonio no sea comparable al de Tailandia o Bali, a los españoles les gusta que no haga calor todo el año y que haya diferentes estaciones. "Vengo de una región de España donde incluso los inviernos son calurosos. En Estonia, vi y experimenté la nieve por primera vez, y fue maravilloso", dijo Ignacio.

    Para acostumbrarse a los largos y fríos inviernos de Estonia, Miguel e Ignacio pasaron por tres fases. "Al principio, la belleza te deja pasmado: es como un paraíso invernal, sobre todo el casco antiguo de Tallin. Luego, empieza a hacer mucho frío y las calles se cubren de hielo. Hay que caminar como un pingüino para ir de un sitio a otro sin caerse. Y, a medida que pasan los meses de invierno, cada vez cuesta más salir de casa. Sin embargo, nos las hemos arreglado para no convertirnos en teleadictos, aventurándonos a experimentar la cultura local en la medida de lo posible", dice Miguel.

    Miguel e Ignacio están convencidos de haber tomado la decisión correcta hace ocho años. Eso sí, subrayan que el estilo de vida de los nómadas digitales no es apto para todo el mundo y puede llevar a la decepción. "Hemos pasado por momentos difíciles, encontrándonos en un callejón sin salida. Afortunadamente, siempre hemos podido confiar el uno en el otro. En segundo lugar, cuando empezábamos, teníamos una estabilidad económica que nos permitió asentarnos en otro país. Por desgracia, entre los nómadas digitales también existen los llamados "mendigos", que utilizan su cuenta de Instagram o su blog para conseguir dinero de sus fieles seguidores. No nos parece el planteamiento adecuado", afirma Miguel.

    Por supuesto, los nómadas son libres de renunciar a este estilo de vida y regresar a su vida anterior. Miguel e Ignacio conocen a varias personas que han encontrado el amor en otro país y han decidido asentarse allí. Durante sus viajes, Miguel e Ignacio han descubierto que este estilo de vida es el más adecuado para ellos y Estonia seguirá siendo siempre su cuartel general, un refugio seguro a la espera de su regreso.

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